¿Por qué olvidan los niños?

Expertos explican las razones por las cuales no se tiene memoria durante la primera infancia y a partir de cuándo los recuerdos comienzan a conservarse.

Es válido afirmar que muchas personas quisieran recordar el día en que nacieron y vieron por primera vez a su madre, o el primer viaje, momentos emotivos que solo se conocen a través de las historias contadas por terceros. Que no nos acordemos, tiene una explicación.

Investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta, EE.UU, concluyeron que los recuerdos de los niños comienzan a desvanecerse desde los 7 años. Los hallazgos indican que los pequeños entre 5 y 7 años recuerdan el 60% de lo que ya pasó, mientras que los que tienen entre 8 y 9 recuerdan solo el 35%.

Sin embargo, el estudio determinó que aunque los niños recordaban más, su relatoría era incompleta contrario a los más grandes que tienen presentes más detalles de lo que están narrando.

¿A QUÉ SE DEBE?

Los seres humanos no recordamos algunos episodios tempranos porque la estructura cerebral que está encargada de la memoria todavía es inmadura cuando se está en una corta edad. Es decir, no puede guardar y por ende, es imposible recordar. María Rocío Acosta, magíster en neuropsicología, afirma que “en un niño no están consolidadas todas las estructuras encargadas de guardar información. Como no están maduras, el niño va a seguir viviendo ciertas experiencias, pero no es capaz de tener ese recuerdo posterior de una manera estructurada”.

También, según el Doctor Juan Daniel Gómez, Director del departamento de neuropsicología de la Pontificia Universidad Javeriana, en el niño no están configurados ciertos sistemas, “poco a poco, cuando las neuronas se conecta, el niño empieza a adquirir ciertas destrezas pero no completamente, pues no está entrenadas. Las neuronas aprenden por ensayo y error hasta que se estructuran.

Añade también que todas las personas nacen con una cantidad de neuronas, pero las que no se usan o estimulan sencillamente se pierden y se empieza a utilizar aquellas que sean útiles para adaptarse al medio.

El neuropediatra Álvaro Izquierdo, afirma que se ha demostrado que en algunas zonas del aprendizaje, después de que se nace, se siguen multiplicando las células que tienen la capacidad de aprender y otras neuronas encargadas de hacer las conexiones neuronales. Es decir, olvidar también hace parte del aprendizaje, porque de esta manera, vas desechando información que no es “relevante” porque la que da la motivación, se queda.

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Fuente: abcdelbebe.com

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