Es claro que el dibujo es el canal directo que existe entre los niños y los adultos, por tanto, los padres deben tener claro y saber qué es lo que su hijo está plasmando y a partir de allí entender qué es lo que quiere decir, qué pensamientos tiene, deseos y sobre todo, cuál es su percepción de la realidad.

 Steve Pedraza, psicoterapeuta y neuropsicólogo de Save The Clhildren afirma que los padres deben preguntarle al niño por qué realizó ese dibujo antes de sacar alguna conclusión propia, aquí no se puede suponer pues puede que lo haya hecho porque lo vio en la televisión, alguien lo animó, etc.

Así mismo hay que tener en cuenta que en la medida en que los niños crecen, van teniendo diferentes impresiones de su contexto y por ende, sus dibujos varían. Los más pequeños trabajan solamente con crayolas, a los 3 años todavía no saben cómo coger un lápiz; en cambio que en los 5 – 7 años, los niños ya dibujan lo básico y su imaginación vuela cada día más llegando a los 9, etapa donde se vuelven más analíticos. “El niño que adquiere una habilidad, no se le devuelve. Si no la logra en la edad esperada, debe ser un problema ya de desarrollo motor o que necesita ejercicios neurológicos…” afirma Steve.

Aquí lo más importante es generar una conexión entre los padres y el hijo donde los primeros tengan claro qué es lo que el menor quiere expresar, y donde el segundo entienda que los adultos entienden lo que siente y así mismo, lo toman en cuenta.

Fuente: http://www.abcdelbebe.com/