Es normal que durante la infancia los niños presenten ataques de agresividad. Las conductas agresivas son entendidas como conductas intencionadas que pueden causar tanto daño físico como psicológico. Conductas como pegarle a otros, ofenderlos, burlarse de ellos, tener rabias, etc.

Muchos expertos afirman que la frustración conlleva a la agresión. Es normal un comportamiento agresivo de los niños, lo preocupante es que no se pueda controlar en algún punto. La mayoría de veces lo que hacen los niños es provocar al adulto para que intervenga con frases como “no hagas eso”, “para ya”, etc.

Hay que tener cuidado para no devolver su agresividad con otra agresividad. Esa no es la manera correcta de educar a los niños. Por su parte, la teoría del aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por medio de la imitación o alguna observación de conducta que tenga una persona adulta. Es importante que el niño desde su casa encuentre unos buenos modelos a seguir, de lo contrario, va a ser muy difícil tratar este tema.

No es un secreto que los niños se relacionan con los demás así como se relacionan con sus padres, entonces, si en casa el menor ve que existen conductas agresivas por parte de sus padres, así mismo lo replicará fuera del hogar trayéndole miles de problemas e inconvenientes con las personas enfrentadas.

Nadie dijo que educar a los niños es una tarea fácil, esto requiere de trabajo, dedicación y mucha paciencia. Saber qué decir, en qué momento decirlo y cómo decirlo no viene estipulado en un manual de “cómo ser padres” pero realmente vale la pena intentar por lo menos hacerlo lo mejor posible, mantener un equilibrio familiar y procurar que entre padre y madre estén de acuerdo con lo que le imparten al menor, no hay peor cosa que se desautoricen entre ellos.

Fuente: http://www.guiainfantil.com/